miércoles, 21 de agosto de 2019

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COMO SE CONSIDERABA LA ENFERMEDAD EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
La enfermedad en el antiguo testamento era considerada como una cadena de pecado que venía transcendiendo en una familia, por uno o varios miembros de ella y que esto era pagado por todos los miembros de esa familia. Todo esto termino con el Nuevo Testamento,  pues nuestro señor  Jesucristo con su muerte condeno todos  los pecados y maldiciones ávidas, que traíamos, pero a menudo en el día de hoy, algunas  personas todavía piensan que las pruebas que tenemos día a día  es producto de  maldición o de pecados que cometieron sus ancestros o familiares y que ellos  en  carne propia deben pagar.
 La biblia dice que en toda familia  es imprescindible un sacerdote, Y esto lo han interpretado diciendo que aquella familia que  posea un sacerdote, son abolidas las maldiciones y los pecados cometidos en tiempos pasados.
En el Antiguo Testamento se vivía la Enfermedad a menudo como una prueba difícil contra la que uno se podía revelar, y en la que sin embargo, se podía reconocer también la mano de Dios. Ya en los profetas su.rge la idea de que el sufrimiento no es solo  una maldición y no siempre es la consecuencia de pecado personales, sino que el sufrimiento aceptado con paciencia puede ser también un modo de vivir para los demás
Aun en el tiempo de Jesús las personas pensaban lo mismo que en el antiguo testamento, ya que sus discípulos al ver un ciego le preguntaron a Jesús:
 "¿Quién pecó, éste o sus padres, para que naciese ciego?" (Jn. 9:2).
El hombre del Antiguo Testamento vive la enfermedad de cara a Dios. Ante Dios se lamenta por su enfermedad (cf. Sal 38) y de Él, que es el Señor de la vida y de la muerte, implora la curación (cf. Sal 6,3; Is 38). La enfermedad se convierte en camino de conversión (cf. Sal 38,5; 39,9.12) y el perdón de Dios inaugura la curación (cf. Sal 32,5; 107,20; Mc 2,5-12). Israel experimenta que la enfermedad, de una manera misteriosa, se vincula al pecado y al mal; y que la fidelidad a Dios, según su Ley, devuelve la vida: "Yo, el Señor, soy el que te sana" (Ex 15,26). El profeta entrevé que el sufrimiento puede tener también un sentido redentor por los pecados de los demás (cf. Is 53,11). Finalmente, Isaías anuncia que Dios hará venir un tiempo para Sión en que perdonará toda falta y curará toda enfermedad (cf. Is 33,24).  


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